Día de los Inocentes: el oscuro significado detrás de su celebración
El 28 de diciembre se conmemora como un día lleno de chistes y humor en México. Pero estas costumbres tienen un origen que pocos conocen. Seguramente has sido víctima de alguna broma en internet, en un grupo de WhatsApp, Facebook o en alguna red social. También es probable que te haya preocupado saber algo, o que te haya hecho enojar, y algunas veces reír, pero esto se debe exactamente a que ocurrió un 28 de diciembre. La celebración del Día de los Inocentes tiene raíces tanto en tradiciones paganas como en narrativas cristianas. Además, está vinculada a un suceso bíblico trágico protagonizado por el rey Herodes, quien ordenó la matanza de menores de dos años en un intento de eliminar a Jesús. Aunque, en la actualidad, se le conoce como una jornada en la que la ingenuidad de las personas es el centro de las bromas, cada 28 de diciembre. El origen pagano de esta fecha destaca como una de las varias festividades de inversión durante el invierno, que comienzan con las festividades de San Nicolás y concluyen con el Carnaval. Estas son ocasiones en las que se rompen las normas sociales habituales y se celebra la transgresión. Por otro lado, el contexto cristiano de esta fecha evoca los padecimientos de los niños inocentes narrados en las Escrituras. La adaptación cultural a lo largo de los siglos ha suavizado el elemento trágico de la fiesta cristiana y la ha incluido en la tradición popular como un día para realizar bromas. Los «inocentes» del 28 de diciembre son aquellos que se convierten en el blanco de las travesuras, y así se perpetúa una costumbre que mezcla elementos divertidos con la conmemoración de un episodio trágico y religioso. ¿Por qué se hacen bromas el Día de los Inocentes? La explicación más sencilla de esta celebración se remonta a las fiestas romanas en honor a Saturno, conocidas como los saturnales, donde era costumbre que los esclavos disfrutaran de una libertad temporal para realizar bromas. En este día, también se representa cómo una narrativa de dolor se ha ido transformando en una más alegre a lo largo del tiempo. La unión entre el pasado y el presente de esta festividad radica en el concepto de la inocencia, factor esencial que persiste y se adapta a los tiempos. En el versículo Mateo 2:3-8 se describe la reacción del rey Herodes I, «El Grande», quien, en su afán de encontrar a Cristo, llamado a ser el nuevo rey por el profeta, envió a los denominados Reyes Magos a Belén de Judea, con el objetivo de indagar todo sobre el hijo de María y José. Aunque el rey aseguró que su objetivo era ir a adorarle, se describe que un ángel del Señor apareció en los sueños de José para indicarle su huida repentina y a toda velocidad con rumbo a Egipto, pues Herodes buscaba matar a Cristo. Así fue como se cumplió otro dicho del profeta, quien, a nombre del Señor, estableció: «De Egipto llamé a mi Hijo«. Permanecieron en aquel destino hasta la muerte de Herodes. Éste, sin embargo, al verse traicionado, mandó matar a todos los menores de dos años que se encontraban en la tierra de Belén y en los alrededores. El rango de tiempo fue establecido de acuerdo con el calendario en que se interrogó a los magos sobre dicha investigación. Una vez que murió Herodes, se apareció nuevamente un ángel en los sueños del padre, quien lo envió con rumbo a Israel, pero terminó en la región de Galilea, en la ciudad de nombre Nazaret, «para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareño». Sin embargo, la tradición dicta que es un día para hacer toda clase de bromas a tus amigos o familia. Incluso, ha llegado a los noticieros donde se han publicado noticias falsas. «Inocente palomita que te dejaste engañar», suele…
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