Investigaciones recientes revelan un panorama diferente: los alimentos frescos que consumimos hoy tienen menos nutrientes que hace 70 años, lo que podría afectar nuestra Salud a largo plazo.
Estudios Científicos han demostrado que muchos alimentos de origen vegetal actuales contienen menos proteínas, calcio, fósforo, hierro, riboflavina y vitamina C que los cultivados décadas atrás. Una revisión publicada en la revista Foods en 2024 calificó esta tendencia como “alarmante” y la describió como “el mayor desafío para la salud de las futuras generaciones”.
La razón principal parece estar en las prácticas agrícolas modernas, diseñadas para maximizar los rendimientos, pero que alteran la salud del suelo. Métodos como la irrigación intensiva y el uso de fertilizantes químicos interfieren con la relación entre las plantas y los hongos del suelo, esenciales para absorber nutrientes. Además, el cambio climático y los altos niveles de dióxido de carbono contribuyen a esta disminución, ya que las plantas generan más carbohidratos pero absorben menos minerales.
Ejemplos concretos
Un estudio realizado en 2004 por la Universidad de Texas analizó los nutrientes en 43 cultivos de frutas y verduras entre 1950 y 1999, detectando una disminución en componentes clave. El hierro, fundamental para transportar oxígeno en el cuerpo, cayó drásticamente en verduras como la acelga y los pepinos, mientras que la vitamina C disminuyó hasta un 38% en alimentos como los espárragos y las hojas de nabo.
Incluso los granos no son inmunes: el contenido de proteínas en el trigo disminuyó un 23% entre 1955 y 2016, acompañado de reducciones en minerales como el zinc y el magnesio, según un estudio de 2020 publicado en Scientific Reports.
El impacto en la salud
A pesar de la disminución de nutrientes, frutas, verduras y granos siguen siendo opciones saludables. Sin embargo, expertos advierten que esta tendencia puede aumentar el riesgo de deficiencias nutricionales, especialmente en comunidades con inseguridad alimentaria. “Alrededor de tres mil millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable regularmente”, señala Chase Sova, de World Food Program USA.
En particular, los países que dependen en gran medida de alimentos básicos como el trigo y el arroz podrían enfrentar un aumento en problemas de salud como la anemia por deficiencia de hierro.
Regenerar el suelo, la clave para el futuro
Para contrarrestar este problema, los científicos abogan por la agricultura regenerativa, un enfoque que mejora la fertilidad del suelo mediante prácticas como la reducción de la labranza, el uso de cultivos de cobertura y la rotación de cultivos. Un estudio publicado en 2022 enPeerJ: Life & Environment destacó que estas técnicas no solo benefician al suelo, sino que también aumentan el contenido de vitaminas y minerales en los alimentos.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Aunque no tenemos control directo sobre las prácticas agrícolas, elegir productos locales y de temporada, apoyar a agricultores que utilizan métodos sostenibles y exigir políticas que promuevan la regeneración del suelo son pasos clave. Además, los expertos recomiendan mantener una dieta variada y equilibrada, recordando que, aunque menos nutritivos que antes, los alimentos frescos siguen siendo esenciales para nuestra salud.
El debate sobre la calidad de los alimentos está en marcha, pero una cosa es clara: cuidar el suelo es cuidar nuestra salud y la del planeta.
NG