“Alien: Romulus” se estrena en cines de México; te decimos por qué tienes que ir a ver ya la terrorífica película
Bastó con regresar a las bases de la obra original de Ridley Scott —“Gladiador” (2000)—, quien aquí se mantiene en el rol de productor, y olvidarse de los afanes pretensiosos con respecto a su propia mitología incluidas en las muy regulares “Prometheus” (2012) y “Alien: Covenant” (2017), además de mantener la regla por excelencia de no mostrar demasiado a la criatura incluso cuando la existencia de varias de ellas sea la fuente del terror en distintas pasajes, para que “Alien: Romulus” se convierta en uno de los mejores momentos de la saga en los últimos años equilibrando la acción y las puntuales dosis de gore en una aventura intensa y muy entretenida.
El director uruguayo Fede Martínez —“La masacre de Texas” (2022)— además de entender a la perfección el lenguaje fílmico requerido haciendo efectivas las constantes picadas y contrapicadas para establecer una sutil inmersión en la dinámica del entorno fuera de las reglas espaciales terrestres, entrega secuencias de alta tensión precedidas de inquietantes silencios que bosquejan el estado de desamparo del ser humano evidenciado por la colonización de otros planetas, cuyo terrorífico e ingenioso espíritu de atracción tipo parque de diversiones, el cual saca provecho de las características orgánicas del monstruo, siempre va en función de la narrativa plagada de las respectivas muertes.
Pero lo mejor es que esta trama sobre los avatares de un grupo de jóvenes víctimas de un sistema que pretende hacerles trabajar indiscriminadamente, y que en su búsqueda de escape terminan cara a cara con la especie más letal del universo, no está exenta de los dilemas morales y los cuestionamientos con respecto a la injerencia de la inteligencia artificial a distintos niveles, sostenidos por personajes cuyo desarrollo mantiene la congruencia pese a los cambios que detonan los conflictos y las oscuras manipulaciones que se guarda el corporativismo y la experimentación entre seres humanos y xenomorfos.
Es gracias a lo anterior y a una hábil ejecución de los códigos del género en su interpretación setentera con las respectivas referencias a escenas icónicas, integrando con funcionalidad y no como mero efectismo las posibilidades propias del actual CGI, que la película logra solventar el que recurre a algunas resoluciones predecibles, y otras que incluso nos recuerdan a la un tanto incomprendida «Alien: Resurrection» (1997).
Así entonces, ante lo fallido de la mayoría de los regresos de las franquicias, «Alien: Romulus» se pone por encima y cumple dejando con muchas ganas de tener más de ella.